XXXVI Congreso SETH

XXXVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia 4 Cardiopatía isquémica y mujer Mazón Ramos P. Servicio de Cardiología. Hospital Clínico Universitario de Santiago. Santiago de Compostela, A Coruña A pesar de que siempre se han relacionado con el sexo mas- culino, en nuestro país las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en la mujer y, entre ellas, la cardiopatía isquémica ocupa el segundo lugar tras el ictus. Se han constatado múltiples diferencias en la cardiopatía is- quémica en la mujer al compararla con el hombre. En ocasio- nes son aspectos que podemos considerar ligados al sexo, como algunos factores de riesgo específicos y algunos mecanismos fi- siopatológicos que ocurren con más frecuencia en la población femenina, pero otras veces son más una cuestión de género, consecuencia de actitudes distintas frente a la enfermedad, tanto de los profesionales sanitarios, de los responsables del abordaje diagnóstico y terapéutico como de la sociedad en general, que mantiene una menor percepción de la enfermedad. Cuando se calcula el riesgo de las mujeres de fallecer por una patología cardiovascular, basado en los factores de riesgo tradicio- nales (tabaco, hipertensión arterial, diabetes e hiperlipemia), como nos recomienda la Sociedad Europea de Cardiología, es muy im- portante el peso que tiene la edad en esta estratificación. En las mujeres, es a partir de la menopausia, al perder la protección hor- monal, cuando el riesgo empieza a ser significativo (1) (Fig. 1). Pero en las mujeres hay otros factores de riesgo que no se contemplan en las escalas clásicas y que pueden influir de forma definitiva en el peligro de padecer, entre otras patologías, car- diopatía isquémica. Así, se ha descrito esta relación con factores hormonales (como ovario poliquístico, anticonceptivos orales o terapia hormonal sustitutiva), con factores psicosociales (como la depresión o la ansiedad, el nivel socioeconómico) y con otros factores (como problemas en embarazo y parto, antecedentes de quimioterapia y radioterapia o enfermedades autoinmunes) (2). El mecanismo fisiopatológico más frecuente implicado en la cardiopatía isquémica es el desarrollo de aterosclerosis en la pa- red de las arterias coronarias. Este proceso se inicia en los prime- ros años de vida y va progresando en las siguientes décadas. Si las placas ateroscleróticas condicionan una estenosis significativa de las arterias pueden aparecer síntomas en relación al desequilibrio demanda/aporte de oxígeno al miocardio, habitualmente como angina de pecho. Pero el principal problema surge si una placa se complica; es decir, si se rompe o fisura y expone su contenido lipídico al torrente sanguíneo, lo que provoca una trombosis intra- coronaria, que ocluirá por completo la luz del vaso, y la ausencia de perfusión en el territorio afectado se traducirá en la necrosis o el infarto de miocardio. Pero la aterosclerosis no es el único mecanismo responsable de la isquemia. Existen otras situaciones, en ausencia de obstruc- ción de las arterias, que pueden comprometer la perfusión coro- naria y originar manifestaciones clínicas, agudas o crónicas. Así, se conoce como INOCA la isquemia sin obstrucción coronaria (Ischemia with Non-Obstructive Coronary Arteries) y MINOCA cuando existe necrosis o infarto por este motivo (Myocardial Infarction with Non-Obstructive Coronary Arteries). Es precisa- mente en las mujeres en quienes aparecen con más frecuencia estos problemas, que pueden deberse a espasmo coronario, dis- función microvascular o disección coronaria, como principales causas (3) (Fig. 2). También se han descrito diferencias en la presentación clí- nica de la cardiopatía isquémica en las mujeres, sobre todo en las que sufren un infarto agudo de miocardio. Aunque en más de la mitad de los casos reconocen haber presentado dolor toráci- co, no es raro que se haya atribuido a otros motivos (digestivos, osteomusculares, psicológicos…). En ocasiones, hay otras mani- festaciones más inespecíficas, como fatiga, dificultad respiratoria, Figura 1. Escala o score de la Sociedad Europea de Cardiología en la que se calcula el riesgo de fallecer en los diez años siguientes a una enferme- dad cardiovascular basada en la edad, el hábito de fumar y los niveles de presión arterial y colesterol (1).

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