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Guía OncoSur de sarcomas de partes blandas

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en los primeros 2-3 años (2) (hasta el 80 %), mientras que los pacientes de bajo riesgo pueden recaer

más tarde, aunque es menos probable.

La localización más común de sarcomas de partes blandas es la extremidad inferior y estos tumores

se propagan principalmente a los pulmones (que es el sitio de la primera recurrencia). Las recidivas

locales son raras, especialmente cuando el tratamiento fue diseñado por un equipo multidisciplinar.

En los tumores retroperitoneales (el liposarcoma más común) o viscerales, las recidivas más frecuen-

temente observadas son recaídas locales o intraperitoneales, seguidas de metástasis hepáticas.

1.1. Exploraciones radiológicas en el seguimiento de los pacientes con sarcomas de extremidades y de tronco

Dado que el mayor porcentaje de recaídas se produce en el pulmón, el estudio radiológico del tórax

y la evaluación clínica del lecho quirúrgico son una buena estrategia de seguimiento en las neoplasias

intervenidas (3). También sabemos que la extirpación radical de metástasis pulmonares produce una

supervivencia global significativamente más larga en comparación con pacientes con enfermedad ino-

perable. Por lo tanto, la detección temprana de la recaída de la enfermedad (en la etapa de metástasis

resecable) puede dar a los pacientes la posibilidad de una supervivencia más larga (4,5).

En tumores de grado intermedio o alto, la radiografía de tórax se realizará cada 3 meses durante

los primeros 2-3 años y, posteriormente, cada 6 meses hasta los 5 años y después de forma anual,

mientras que en los tumores de grado bajo se realizarán cada 4-6 meses durante los primeros 2-3 años

y, posteriormente, cada 12 meses (Tabla I).

El papel de la tomografía computarizada (TC) de tórax es confirmar los resultados de una radiogra-

fía de tórax que genera dudas de interpretación. La TC ayuda a evaluar el número y la localización de

nódulos en los pulmones, la invasión del mediastino y la pleura, así como la propagación a ganglios

linfáticos hilares y mediastínicos. Para el seguimiento de rutina, no hay necesidad de TC del tórax,

porque tiene una especificidad más baja que las radiografías de tórax. Por tanto, aunque la TC como

técnica primaria para detectar metástasis pulmonares es probable que capte recidivas antes, no se ha

demostrado que esto sea rentable comparado con la evaluación de la radiografía simple.

La utilidad de las exploraciones radiológicas locales de los sarcomas de partes blandas de ex-

tremidades no está bien establecida y es objeto de controversia. La exploración física es útil en

la evaluación de recidivas locales en localizaciones anatómicas accesibles, como en el caso de

tumores superficiales, de bajo grado y menores de 5 cm, mientras que la resonancia magnética

(RM) puede ser más efectiva en la detección de recidivas locales de tumores de localización pri-

mitiva profunda que han recibido radioterapia o si existe la sospecha clínica de recidiva local. Si

existe una contraindicación para la RM, como alternativa puede realizarse una TC con contraste

intravenoso.

Una práctica recomendable es la realización de una RM a las 8-10 semanas después de la interven-

ción quirúrgica con el objetivo de tener un control posquirúrgico. La realización más precoz puede

producir falsos positivos debidos a cambios edematosos y hemorrágicos.

Pese a que la realización sistemática de RM de la región tumoral no se ha demostrado que sea

beneficiosa o coste-efectiva, comparada con la exploración clínica de la región tumoral, algunos

autores abogan por la realización anual de una RM durante los primeros 5 años de seguimiento

posquirúrgico en los casos de tumores de grado alto o de grado bajo con márgenes de resección

afectados.