Seguimiento de los pacientes con sarcomas de partes blandas. Prevención, diagnóstico y tratamiento de las secuelas en largos supervivientes
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2.1. Medidas de diagnóstico y tratamiento
En la anamnesis dirigida, exploración y pruebas complementarias de la revisión se debe preguntar
sobre alteraciones esquelético-musculares, síndrome metabólico, diabetes, hipertensión, enfermeda-
des cardiacas, ansiedad, depresión, insuficiencia renal y obesidad.
Para la prevención de segundas neoplasias se pueden ofrecer estas recomendaciones:
– Evitar el tabaco y entornos de fumadores.
– Control de la exposición solar: utilizar crema con factor de protección solar de 15, evitar la exposi-
ción solar en las horas centrales del día y usar ropa adecuada o evitar las cabinas de rayos UVA.
– Beber alcohol con moderación. La combinación con el tabaco aumenta el riesgo de neoplasias
del área otorrinolaringológica (ORL), respiratorias y tracto digestivo alto.
– Evitar el consumo excesivo de grasas, potenciando la ingesta de frutas y verduras (fibra y an-
tioxidantes).
Los pacientes que recibieron radioterapia en el abdomen, la pelvis o la columna vertebral (30 Gy
o más) tienen mayor riesgo de padecer cáncer colorrectal. En este grupo de pacientes puede estar
justificado realizar una colonoscopia cada 5 años, comenzando a los 35 años o 10 años tras la radio-
terapia, lo que ocurra más tarde.
La ecografía cardiaca es la mejor forma de diagnosticar los signos incipientes de insuficiencia car-
diaca congestiva. En los pacientes que recibieron doxorrubicina es recomendable un estudio anual
con un ecocardiograma transtorácico o, mejor aún, un ecocardiograma de esfuerzo. También es reco-
mendable cada 6 meses realizar estudios analíticos de sangre que nos ayuden a detectar dislipemias,
diabetes o síndromes metabólicos.
Frente a la toxicidad pulmonar secundaria a los tratamientos, especialmente por radioterapia, la
clave es siempre pensar en esta posibilidad y completar la sospecha con pruebas diagnósticas espe-
cíficas como la radiografía o la TC de tórax. El tratamiento empírico se basa en corticoides, que son
más eficaces cuanto más precoz sea la intervención y no tienen validez profiláctica.
Las estrategias y herramientas que se utilizan para el abordaje psicológico del superviviente van
encaminadas a mejorar la calidad de vida, potenciar su autonomía y aumentar la percepción de con-
trol sobre la amenaza de la enfermedad, incidiendo en el fomento de la continuidad y su proyecto
vital. Son objetivos deseables:
– Favorecer la identificación, expresión y manejo de los temores, preocupaciones y emociones.
– Entrenar habilidades de regulación emocional.
– Enseñar técnicas de afrontamiento adecuadas para manejar los problemas asociados a la enfermedad.
– Facilitar el crecimiento postraumático (asimilación de la experiencia con la enfermedad, acomo-
dación y evolución personal).
– Manejo y adaptación a los cambios (imagen corporal, distribución del tiempo, relaciones de
pareja y familiares, etc.).
– Planificar el futuro y preparar la reinserción sociolaboral.
– Informar sobre las pautas que han de seguir para volver a una vida “normal”.