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Guía OncoSur de sarcomas de partes blandas

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riesgo menor del 10 % de que estemos frente a un sarcoma de partes blandas cuando se cumplen las

características previamente establecidas, por lo que se insiste en que estos pacientes sean manejados

por un equipo multidisciplinar.

Aunque ya se ha comentado la incidencia y supervivencia de los distintos tipos de sarcomas, cabe

mencionar que la mayoría suele producir afectación metastásica pulmonar en las fases avanzadas de

la enfermedad.

3.2. Diagnóstico radiológico-resonancia magnética

El diagnóstico por imagen de los sarcomas de partes blandas sigue siendo una tarea complicada

para el especialista. La clave para el diagnóstico es mantener la sospecha de sarcoma cada vez que se

objetive una masa de partes blandas de más de 5 cm de diámetro en una localización profunda, o en

un individuo joven. Así, el radiólogo habrá cumplido con su tarea principal de guiar al paciente a un

equipo multidisciplinario para toma de biopsias, permitiendo una resección en bloque de la lesión.

Este objetivo rara vez se cumple actualmente en la práctica clínica.

La resonancia magnética (RM) sigue siendo la prueba de elección para el estudio y diagnóstico

de los sarcomas de partes blandas. Los principales criterios para el diagnóstico de malignidad son la

invasión y la destrucción de estructuras vecinas. Se reconoce que, por resonancia, la combinación

de una hiperintensidad heterogénea en secuencias T2 y tras la inyección de contraste suele ser su-

gestiva de malignidad. Si dicha hiperintensidad es más bien central (en T2) pero no existe captación

de contraste, la sospecha habitual es que se trate de necrosis central (especialmente si la lesión tiene

márgenes irregulares y paredes gruesas). Aparte del schwannoma y el miofibroma en los niños, pocos

tumores benignos exhiben dichas áreas de necrosis. Por lo tanto, en el manejo de sarcomas, la imagen

puede ser muy útil para la gradación del tumor, pues puede ofrecer una aproximación al porcentaje

de necrosis que presenta.

Otro signo que debe hacernos sospechar la presencia de malignidad es la invasión vascular u ósea.

Aunque los sarcomas raramente se desarrollan dentro de la articulación, la invasión de esta por un

tumor próximo es asimismo un signo de malignidad.

Tipos de sarcoma que pueden identificarse mediante pruebas de imagen

(la imagen puede sugerir,

o en ocasiones confirmar, el tipo histológico de sarcoma):

a) Liposarcoma bien diferenciado:

este tumor (relativamente común) se suele desarrollar en la

zona interna de las extremidades y en el retroperitoneo, mayoritariamente en adultos por encima

de 40 años. En la RM habitualmente se muestra una señal hiperintensa en T1, con múltiples

lóbulos, que contienen más del 75 % de tejido adiposo, separados por septos gruesos (de más de

2 mm) e irregulares. Puede haber áreas nodulares de menos de 2 cm. La señal en estas áreas y

los propios septos suelen captar contraste de forma llamativa. El tumor suele estar bien definido,

y suelen ser de gran tamaño en el momento del diagnóstico. Puede haber calcificaciones, aunque

estas son más características del sarcoma sinovial.

b) Liposarcoma desdiferenciado:

estos tumores ocurren principalmente en adultos mayores de

40 años y suelen localizarse en el retroperitoneo y con menor frecuencia en el área interna de las

extremidades. El diagnóstico se debe sospechar cuando se nos presenta un tumor profundo en la

zona retroperitoneal con poco contenido adiposo. Los otros componentes tisulares son menos es-

pecíficos y es necesaria una biopsia guiada por imagen para determinar el diagnóstico definitivo.