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Guía OncoSur de diagnóstico y tratamiento del dolor

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5.8. Recomendaciones para obtener el consentimiento

Siga estas recomendaciones tanto si el consentimiento lo debe dar el paciente como si es la familia:

– Individualice cada situación.

– Antes de hablar con el paciente-familia revise toda la información disponible (situación clínica,

información que tiene el paciente-familia, instrucciones previas).

– Procure que en la conversación estén todas las partes implicadas (pregunte sobre la conveniencia

de que esté presente algún miembro adicional de la familia) y un par de sanitarios.

– Explique cómo se ha llegado a la situación actual, la posibilidad de reducir el nivel de conciencia

para aliviar los síntomas y las posibles consecuencias con el margen de incertidumbre corres-

pondiente.

– Insista en el respeto a la decisión familiar y en la posibilidad de revisarla en cualquier momento.

– Explicite los términos del consentimiento, si bien no es necesaria la firma de ningún documento.

5.9. Criterios diagnósticos para la identificación de la situación de agonía

Se considera tradicionalmente al proceso de agonía como “el estado que precede a la muerte en

aquellos casos en que la vida se extingue gradualmente”. Legalmente, se ha definido como el “estado

que precede a la muerte, cuando ocurre gradualmente, con deterioro físico severo, debilidad extrema,

alta frecuencia de trastornos cognitivos y de conciencia, dificultad de relación y de ingesta y pronós-

tico vital de días”.

En estos casos, el objetivo del profesional debe ser buscar el mayor confort del enfermo (y de la

familia) en los últimos días de vida, por encima de cualquier otra consideración (como el tiempo de

supervivencia). Para ello, es fundamental identificar con criterios válidos cuándo un enfermo se en-

cuentra en situación de agonía, y estar capacitado para procurar la atención especializada que permita

cumplir este objetivo.

Se han establecido unos criterios clínicos validados

(criterios diagnósticos de agonía)

capaces de

predecir la muerte en un breve espacio de tiempo (días). Los ocho criterios aceptados actualmente

son: nariz fría, extremidades frías, somnolencia con periodos de sueño de más de 15 horas al día,

livideces, cianosis labial, estertores, oligoanuria y pausas de apnea. En cualquier caso, en ausencia de

una causa ajena al proceso tumoral que pueda justificar los síntomas y sea tratable.

Preagonía.

Con el cumplimiento de 3 de los 8 criterios (menos de cuatro, que establece el límite

diagnóstico), se considera que el enfermo se encuentra en situación de “preagonía”. En esta situación

la probabilidad de entrar en situación de agonía franca en los próximos días es alta, si bien en ocasio-

nes aún puede retornarse a un estado previo (con menos criterios). En esta situación se debe intensi-

ficar la comunicación con la familia. Si el estado de conciencia lo aconseja y el enfermo lo desea, se

debe facilitar la asistencia de un guía espiritual. Se debe implicar a la familia en la toma de decisiones

y en el cuidado del paciente como medidas para el alivio del estrés asociado a la situación. Se trata de

una consecuencia de su situación terminal, no la causa, y estas medidas no cambiarán su pronóstico

ni mejorarán su calidad de vida. Los datos disponibles sobre enfermos terminales con pérdida de la

capacidad de alimentación revelan que únicamente algunos (los que presentan disfagia obstructiva)

experimentan un corto periodo de hambre, y la sed se alivia con la administración de medidas como

trocitos de hielo. La hidratación artificial (generalmente por vía subcutánea) debe individualizarse,