Guía OncoSur de diagnóstico y tratamiento del dolor
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El midazolam (Dormicum
®
y genéricos) es una benzodiacepina hidrosoluble, por lo que puede admi-
nistrarse por vía subcutánea de forma segura y con poco riesgo de tromboflebitis por vía intravenosa.
Es entre dos y tres veces más potente que el diazepam. El inicio de acción por vía subcutánea está entre
5 y 10 minutos. La vida media plasmática es de 2-5 horas. Las dosis empleadas en sedación varían se-
gún los estudios que se consideren. Dosis diaria máxima recomendada parenteral: 160-200 mg/día. Se
presenta en ampollas de 5 mg (de 5 ml) y de 15 mg (de 3 ml).
Vía subcutánea
. Administrar un
bolus
de inducción. Si piensa en una sedación intermitente, indi-
que solo la dosis de rescate. Si piensa en una sedación continua o a ritmo variable, inicie una infusión
continua subcutánea e indique la dosis de rescate.
1. En pacientes que no tomaban benzodiacepinas previamente o muy debilitados:
• Dosis de inducción en
bolus:
2,5-5 mg.
• Dosis de rescate: 2,5-5 mg.
• Dosis inicial en infusión continua subcutánea: 0,4-0,8 mg/hora.
2. En pacientes con benzodicepinas previas:
• Dosis de inducción en
bolus:
5-10 mg.
• Dosis de rescate: 5-10 mg.
• Dosis inicial de 1-2 mg/hora.
Vía endovenosa:
– Diluya una ampolla de 15 mg (3 ml) en 47 ml de salino (saque 3 ml de una bolsa de 50) y obten-
drá una dilución de 0,3 mg/ml.
– Utilice una bomba de perfusión y comience con una velocidad alta (a modo de
bolus
), por ejem-
plo, 120 ml/hora y bajo supervisión mantenga la perfusión durante 5-10 minutos (habrán pasado
3-6 mg de midazolam).
– Siga con una velocidad baja como mantenimiento, por ejemplo 12 ml/hora, para continuar con
el efecto. Como rescate puede utilizar la velocidad rápida durante cinco minutos.
Si prevé que va a necesitar prolongar la sedación, haga la misma dilución con el doble de volumen
(2 ampollas en 100 ml). También podrá doblar la dosis (30 mg en 50 ml, o bien 60 mg en 100 ml)
en caso de pacientes con dosis previas de benzodiacepinas o si el nivel de sedación (Ramsay) no se
consigue con la dilución anterior.
6. ASPECTOS PRÁCTICOS
– Evite todo prejuicio sobre lo que su paciente siente y desea, sobre lo que pueda preocuparle o
importarle. Pregunte… y escuche la respuesta.
– Es común que el paciente y su familia respondan con tópicos o se muestren elusivos. Tam-
bién es habitual una actitud sumisa de aceptación de la decisión del profesional (“Usted es
el médico”). No se envanezca e insista en captar cuál es la percepción que tiene el paciente
sobre su situación.
– Permita que el paciente y su familia se tomen tiempo para tomar sus decisiones. Facilite el con-
traste de opiniones, pero indique que el protagonismo lo tiene el paciente (o en su defecto, el
cuidador principal). Intente, en cualquier caso, llegar a acuerdos con el conjunto de la familia.
– Acuerde siempre las decisiones más difíciles con un colega, luego presente su recomendación
al paciente y su familia. Considere la posibilidad de ofrecer ensayos clínicos si la situación lo
permite y tiene constancia de ello (de lo contrario, generará falsas expectativas o recelos).