Guía OncoSur de diagnóstico y tratamiento del dolor
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Consignar en la historia clínica la evolución del grado de sedación del enfermo periódicamente y
la descripción del ajuste de las dosis de sedantes en función de ello.
El consentimiento del paciente para la sedación.
En el contexto de cuidados paliativos, el con-
sentimiento por escrito no solo es difícil de obtener, sino a veces inoportuno y en algunos casos hasta
nocivo para la emocionalidad del enfermo. El consentimiento verbal del paciente puede ser suficiente
en ciertas situaciones, pero se considera imprescindible que quede registrado en la historia clínica.
En caso de que el paciente no pueda o no desee participar en la toma de decisiones, se debe in-
tentar que la familia o cuidador principal nos informe sobre los deseos que explícita (Registro de
Instrucciones Previas) o implícitamente pudo manifestar el paciente ante situaciones parecidas a las
actuales; hay que intentar obtener pues, el consentimiento familiar.
5.5. Diferenciación entre sedación y eutanasia
El Comité de Ética de la SECPAL propone diferenciar estas dos actuaciones, en cuanto a intencio-
nalidad, proceso y resultado. La siguiente tabla resume esta diferenciación:
Sedación
Eutanasia
Intencionalidad
Aliviar el sufrimiento refractario
Provocar la muerte para liberar el
sufrimiento
Proceso
Prescripción de fármacos ajustados a
la respuesta del paciente
Prescripción de fármacos a dosis leta-
les que garanticen una muerte rápida
Resultado
Alivio del sufrimiento
Muerte
5.6. Reevaluación de la evolución del paciente tras el inicio de la sedación paliativa
La reevaluación periódica del paciente resulta uno de los pilares básicos obligado en la buena
praxis médica en este campo. Así, tras iniciar la sedación se recomienda:
1. Revisar periódicamente el nivel de sedación del paciente (escala de Ramsay).
2. Evaluar sistemáticamente y dejar constancia en la historia clínica:
• Nivel de sedación.
• Respuesta ante la estimulación:
- Despertar tranquilo.
- Despertar angustiado.
- Movimientos erráticos.
• Temperatura.
• Secreciones bronquiales.
• Movimientos musculares (faciales o corporales) espontáneos.