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Dolor irruptivo

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3. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS Y EVALUACIÓN

El DI es un dolor heterogéneo que varía entre individuos e incluso dentro del mismo paciente. Sin

embargo, existen unas características clínicas que definen a todo DI:

– Comienzo rápido.

– Intensidad severa (escala visual analógica mayor o igual que 7).

– Alcanza su máxima intensidad en poco tiempo (habitualmente en los primeros 5 minutos).

– Su duración media está en torno a los 15-30 minutos.

– Suele localizarse en el mismo lugar que el dolor basal.

– Los pacientes pueden presentar varios episodios al día, 3-4 como media.

Estas características deberían mimetizarse en el analgésico ideal de elección para el DI, un opioide

potente (debido a la intensidad del dolor), de rápido inicio de acción y duración breve (5).

Varios estudios sugieren que estas exacerbaciones de dolor siguen un ritmo circadiano, ocurriendo

el 60 % de episodios de DI entre las 10:00 y las 18:00 horas. Asimismo, demuestran una reducción

del uso de medicación de rescate durante la noche y primera hora de la mañana (6).

En la evaluación del DI, además de los criterios diagnósticos y características clínicas, hemos de

recabar un mínimo de información de la historia clínica que incluye: número de episodios, carac-

terísticas del dolor (comienzo, duración, intensidad, frecuencia, localización, irradiación) y posible

causas desencadenantes o factores que alivien, además de la medicación usada hasta el momento de

evaluación.

Una vez recogida esta información, podemos disponernos a elegir la mejor herramienta para tratarlo.

4. PREVALENCIA

En los últimos años ha progresado mucho el conocimiento y estudio del DI oncológico y ha au-

mentado el número de publicaciones en esta área. En una búsqueda en Pubmed con los términos de

búsqueda

“breakthrough cancer pain”

encontramos 683 referencias. Destacan las publicaciones que

hacen referencia a la descripción farmacocinética de las herramientas terapéuticas que mimetizan las

características clínicas de los episodios de DI, antes descritas.

Sin embargo, pese a la extensa bibliografía comunicada, no se conoce con seguridad su prevalencia

real, con grandes oscilaciones en cuanto a incidencia que van desde 19 al 95 %. Dentro de las razones

para tal variabilidad en las cifras comunicadas se identifican concepciones culturales, terminología

empleada, el diseño de los estudios y el diferente contexto de los pacientes. Sería necesario incre-

mentar el estudio del DI cuantitativa y cualitativamente (7).

Globalmente, se estima que la prevalencia del DI oncológico es del 66 %, incrementándose dicha

frecuencia a la progresión de la enfermedad y cuando se ven afectados huesos de carga y plexos ner-

viosos. Ello tiene su traducción clínica y práctica, ya que debemos explicar a paciente y familia que

casi dos de cada tres pacientes, a pesar de tener controlado el dolor basal durante la mayor parte del

día, presentan episodios de DI, lo que no significa que el dolor está mal controlado, sino que implica

completar el tratamiento con un tipo de medicación específica (4).