Principios generales del tratamiento farmacológico de la enfermedad localizada
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– Se han probado otros fármacos radiosensibilizantes tales como el razoxano y la iododeoxyuridi-
na, sin diferencias en SG ni en el control local comparado con la RT sola.
– Fase I/II con nuevos fármacos (temozolamida, bevacizumab, sorafenib o pazopanib) concurren-
tes con RT. En el estudio con sorafenib o con pazopanib se objetivaron 38 % y 40 % de respues-
tas completas patológicas, respectivamente, aunque sin datos definitivos en SLP o SG.
– QNA concurrente con radioterapia e hipertermia regional: esta estrategia se ha explorado en dos
estudios de fase II con tasas de respuesta bajas (13 %) y una SG a los 5 años del 32 %; por lo
tanto, esta estrategia por sí sola no mejora ni el control local ni la SG de los SPB.
– Quimioterapia intraarterial: en los años setenta esta técnica fue empleada para aumentar el
control local de los SPB, utilizando agentes como la adriamicina, el cisplatino o el melfalán.
A pesar de que los datos publicados por Eilber con adriamicina intraarterial fueron promete-
dores (control local del 87 % a los 3 años y SG del 76 % a los 3 años), estos datos no fueron
corroborados por el estudio de Wanebo (SG a los 5 años 59 %). La alta tasa de complicaciones
locales y la ausencia de estudios randomizados ha hecho que la administración intraarterial de
adriamicina haya caído en deshuso.
– Perfusión aislada de la extremidad con TNFα o melfalán
(isolated limb perfusión, ILP):
esta
técnica permite alcanzar elevadas concentraciones locales con baja exposición sistémica. Esta
técnica tuvo su auge en los años noventa, tras la introducción del TNFα. El objetivo de los estu-
dios multicéntricos que se llevaron a cabo fue la cirugía de preservación de la extremidad, que
se logró en un 76 % de los casos, aunque la SG a los 5 años fue del 50 %. Aunque la toxicidad
sistémica es baja (2-13 %), este tratamiento no está exento de complicaciones locales como
la infección de la herida, fibrosis tisular, neuropatías sensitivas y motoras, incluso síndrome
compartimental y necrosis que pueden requerir la amputación. Actualmente se lleva a cabo en
centros europeos cualificados en pacientes con sarcoma de extremidad para preservar la función
de la extremidad y en los que la amputación es la única opción.
Haremos una mención especial al estudio de fase III de no inferioridad llevado a cabo por el Gru-
po Italiano de Sarcomas (ISG) y el Grupo Español de Investigación en Sarcomas (GEIS) (10) en el
que se randomizó a 328 pacientes a recibir 3 ciclos, antes de la cirugía, de epirrubicina 120 mg/m
2
e ifosfamida 9 g/m
2
(brazo A) o a recibir el mismo esquema en forma de 3 ciclos antes de la cirugía
seguidos de 2 ciclos tras la cirugía (brazo B). Se incluyeron pacientes con SPB de alto grado, > 5 cm
y localizados en las extremidades o el tronco. Se permitía la administración de radioterapia tanto en
fase preoperatoria (44 Gy +/- 16 Gy postoperatorias) como en fase postoperatoria (60 Gy). La SLP a
los 5 años fue del 60 % en ambos brazos y, tras un seguimiento de 117 meses, el objetivo primario de
no inferioridad para la SG ha sido del 64 % en el brazo A y del 59 % en el brazo B, lo que confirma
que 3 ciclos de QNA no son inferiores a 5 ciclos.
3.1. Conclusiones
Como ocurre con el escenario adyuvante, no existe una recomendación estándar para indicar tra-
tamiento neoadyuvante en los pacientes con SPB y su uso sigue en investigación, ya que no hay
resultados de ensayos en fase III que hayan demostrado un beneficio en supervivencia global.
Sin embargo, sí debemos considerar al menos el papel de la QNA (basada en antraciclinas e ifosfa-
mida) con radioterapia secuencial o sin ella en pacientes seleccionados: tumores grandes de ≥ 5-8 cm,
de alto grado (y se debería considerar en tumores más grandes de grado intermedio), que precisen una