Guía OncoSur de diagnóstico y tratamiento del dolor
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El objetivo fundamental es la comodidad del paciente y su sensación de bienestar, por lo que resul-
ta imprescindible mantener un buen nivel de comunicación que establezca: ¿qué le molesta o preo-
cupa más? La respuesta debe dirigir nuestro esfuerzo, aun aceptando que con frecuencia el miedo, la
necesidad de despedirse, el aislamiento o la sensación de abandono son ingredientes fundamentales
del sufrimiento del enfermo.
Como parte de estos objetivos, destacamos:
– Suspensión o ajuste de la medicación (oral o parenteral) para obviar los fármacos sin eficacia
inmediata: antiarrítmicos, diuréticos, hipotensores, antidiabéticos, insulina, heparina, antidepre-
sivos, antieméticos, antibióticos.
– Otras medidas físicas, posturales y medioambientales: cambios posturales (para buscar posicio-
nes antiálgicas con ayuda de almohadas), higiene con lavados en la cama, masajes relajantes en
extremidades y aplicación de cremas y aceites. Compresas frías en caso de fiebre o inflamación.
Higiene bucal con infusiones aciduladas aplicadas con torundas y gasas.
Habitación individual, cama cómoda, amplia y articulada si es posible. Mantener cierto aisla-
miento sensorial y regular las visitas, siempre siguiendo las preferencias del paciente.
– Alimentación e hidratación: punto especialmente conflictivo. Mantener la nutrición oral es un
escollo insalvable en estas situaciones, que provoca mucha ansiedad en la familia, por creencias
muy difundidas:
• Si la boca está seca, el paciente tiene sed.
• La deshidratación provoca dolor y sufrimiento.
• El paciente sufre por hambre y comenzar a comer es señal de mejoría.
• Sin sueros intravenosos, el paciente morirá de sed.
– La alimentación-hidratación pueden considerarse “contraindicadas” en la fase agónica (ver más
adelante, apartado 5.9), pero si, de acuerdo con la familia y/o el paciente, se decide mantener una
via parenteral (con la ventaja además, de poder disponer de un acceso para la administración de
medicación cuando no es posible la oral) puede recomendarse el uso de la vía subcutánea:
• Uso de bombas peristálticas, infusores elásticos o bombas de jeringa, en infusión continua o
intermitente.
• Infusión de suero salino o glucosalino hasta 80 ml/hora (máximo 1.000 ml en 24 horas).
Considere la constitución del paciente y las molestias propias del acúmulo de líquido si la
caquexia es extrema.
• Hipodermoclisis con palomillas de aguja metálica o de teflón (23-25 G) en las áreas anatómi-
cas habituales: brazos, región pectoral, abdomen y muslos. Rasurado y desinfección habitual
con apósitos trasparentes (recambio semanal).
• Son posibles las mezclas de fármacos: morfina + midazolam, morfina + haloperidol, o bien
morfina + hioscina. Evite las combinaciones con dexametasona.
4. TRATAMIENTO DE SIGNOS-SÍNTOMAS
Es un punto extensamente tratado en la bibliografía recomendada. En un resumen:
– Cuidados de la piel: en úlceras conocidas, el objetivo pasa a ser evitar su dolor, sangrado o dolor
con curas fáciles e indoloras. Si duelen, puede aplicarse un anestésico local cada pocas horas;
para el mal olor, aplique metronidazol en gel al 2 % o apósitos de carbón activado; para el san-
grado, utilice compresión con gasas empapadas en adrenalina.