Guía OncoSur de sarcomas de partes blandas
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tumor y el trayecto de la biopsia en su totalidad, y lo suficientemente mínimo como para facilitar
el cierre de la herida. Si no es posible un cierre directo, habría que recurrir a plastias, colgajos o
injertos de piel. Decidido el abordaje, en la resección del tumor hay que tener en consideración las
estructuras anatómicas que lo rodean y, principalmente, los nervios y los vasos. Estos, a menudo
abundantes en el contexto tumoral, se han de manejar con habilidades de cirugía vascular, evitan-
do sacrificar los vasos que no lo precisen para preservar la vascularización de la extremidad. En
algún caso, para facilitar esta estrategia, sería útil contar con una angioRM o angioTC previa a la
intervención. La localización más frecuente de los sarcomas de partes blandas de extremidades es
el muslo, y por eso, lo habitual es operar sin isquemia. Si la localización del sarcoma nos permite
operar con isquemia, nunca se debe realizar expresión del miembro con una venda de Esmarch
ni con ningún otro dispositivo, en su lugar se mantiene la extremidad elevada durante 10 minutos
antes de inflar el manguito. La incisión debe ser longitudinal al eje del miembro. Se deben resecar
todas las cicatrices quirúrgicas previas, con un margen cutáneo de seguridad. Incluiremos también
los puntos de entrada de la biopsia con
tru-cut
y los orificios de drenaje si los hubiera. El abordaje
quirúrgico debe atravesar solo un compartimento. No se debe realizar una disección intermuscular
para evitar la contaminación. El tumor no debe visualizarse ni tocarse directamente durante el
procedimiento quirúrgico. Si involuntariamente se abriera la seudocápsula, deberá cerrarse con
suturas e irrigar y aspirar la zona. El manguito de isquemia debe retirarse antes del cierre y pro-
ceder entonces a realizar hemostasia cuidadosa. Un hematoma extenso después de la biopsia o de
la cirugía definitiva equivale a la diseminación del sarcoma. La salida del drenaje debe situarse en
línea con la incisión y próxima a su extremo distal. Si no es posible el cierre directo sin tensión, se
deberá valorar la cobertura con diferentes injertos-colgajos.
En el postoperatorio se administra profilaxis antibiótica durante las primeras 24 horas, y profilaxis
antitromboembólica con heparinas de bajo peso molecular durante 3 semanas. Se retira el drenaje
a las 48 horas. Al alta, se mantiene en reposo relativo la extremidad intervenida durante 4 semanas,
tras las cuales se inicia el protocolo de rehabilitación. Este consiste en masoterapia para despega-
miento de la cicatriz quirúrgica, cinesiterapia activa y asistida para aumentar el recorrido articular,
propiocepción y potenciación muscular progresiva, trabajando las suplencias musculares.
La pieza se debe remitir íntegra, en fresco y marcada al patólogo. En la descripción macroscópica
de la pieza quirúrgica debemos incluir medidas, procedimiento quirúrgico, identificación de los teji-
dos afectados (piel, tejido celular subcutáneo, fascia, músculo, vasos, nervios, hueso).
Indicaciones de amputación: únicamente se planteará la posibilidad de amputación cuando no sea
posible conseguir márgenes amplios y la reconstrucción funcional del miembro (3).
2.3. Compartimentos anatómicos
Enneking, Spanier y Goodman
(Clin Orthop,
1980) presentaron hace casi 40 años un sistema de
estadificación de los tumores musculoesqueléticos basado en el grado histológico y la compartimen-
talización. La introducción del concepto de compartimento sentó las bases del tratamiento quirúrgico
con criterios oncológicos.
Un compartimento es una estructura anatómica limitada por barreras naturales capaces de oponerse
a la progresión de los tumores. Estas barreras son en el hueso la cortical, el cartílago de crecimiento
y el cartílago articular; en la articulación, el cartílago y la cápsula articular; en las partes blandas,
las aponeurosis y fascias, los tabiques intermusculares y las inserciones tendinosas de los músculos.