Guía OncoSur de sarcomas de partes blandas
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La opinión más extendida en este momento es que los márgenes pueden ser solo negativos o positi-
vos, no hay término medio. La diferencia estriba en que, si la tinta que aplica el patólogo para marcar
los bordes toca el tumor en algún punto, el margen es positivo, si la tinta no contacta con el tumor, el
margen es negativo, da igual de cara al pronóstico que mida 1 mm o 15 cm.
La mayoría de las piezas contienen seis márgenes (superficial/profundo, proximal/distal y medial/
lateral). Debe medirse la distancia del tumor a los márgenes y especificar en el informe de Anatomía
Patológica los que se encuentran a menos de 2 cm. Se deberá señalar si un margen está constituido
por una fascia, periostio o adventicia de un vaso. También deben especificarse los márgenes en las
piezas de resección de metástasis.
2.5. Tratamiento quirúrgico de la enfermedad localizada
El tratamiento de los sarcomas de partes blandas requiere un abordaje individualizado debido a
la gran variabilidad clínica (distintas localizaciones, distintos tamaños, distintos tipos y grados
histológicos, distintas edades y enfermedades concomitantes). A pesar de ello es útil el conoci-
miento de unas guías de actuación ante estos tumores, pues el tratamiento quirúrgico depende del
grado histológico y el tamaño y localización de la lesión. Las etapas fundamentales de la cirugía
conservadora son la resección del tumor, la reconstrucción y la cobertura de las partes blandas.
La primera fase es la parte oncológica del procedimiento, debe ser independiente de las siguientes
fases y nunca debe ser influida por ellas. La resección se realiza según los márgenes quirúrgicos
oncológicos adecuados para cada tumor. Los márgenes se definen como: intralesional, marginal,
amplio y radical. El margen ideal debe ser amplio o radical. Se considera margen amplio a aquel
que es mayor de 1 cm o que incluye una barrera anatómica indemne (fascia muscular, periostio,
perineuro). Habitualmente no es posible realizar una resección amplia en la región inguinal, fosa
poplítea, tobillo, pie o tronco (2).
2.5.1. Técnicas de reconstrucción
La reconstrucción de las partes blandas después de la resección del sarcoma es fundamental, entre
otras cosas, para reducir las frecuentes infecciones que ocurren debido a la deficiente vascularización
local, a la pérdida de masa muscular protectora y a los defectos cutáneos. En la cobertura se emplea
músculo local o colgajos miocutáneos y transferencias de tejido libre, incluso trasplantes de músculo
libre reinervado. De hecho, un colgajo libre del músculo dorsal ancho reinervado empleado en la
reconstrucción del músculo cuádriceps mejora la extensión activa de la rodilla.
Afectación del nervio periférico: si no es posible utilizar el epineuro como margen, resección
en bloque junto con el tumor. La cirugía conservadora puede estar indicada, aunque la pieza de
resección englobe uno de los grandes nervios del miembro inferior (femoral, ciático, tibial o pero-
neo común). Es más funcional tener que llevar una férula ortopédica antiequino, tras una cirugía
conservadora con afectación del ciático, que una prótesis tras amputación, y el paciente lo va a
aceptar mejor.
Si es necesaria la reconstrucción vascular, puede hacerse mediante injerto autólogo de safena, o
con una prótesis sintética. La reconstrucción vascular está indicada cuando la única forma de obtener
márgenes amplios sea incluir un tronco vascular en la pieza de resección. Otras indicaciones claras
son la infiltración directa del vaso por el tumor y la lesión yatrogénica en la cirugía (8).